CUANDO LOS ABRAZOS SE VOLVIERON INVISIBLES UN HOMENAJE DE CUENTO QUE OS LLEGARÁ AL CORAZÓN

La pregunta del millón
¿Cuál pensáis vosotros que es la pregunta que más veces me hacen vuestros niños y niñas en mis talleres?
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Cuando voy a un colegio o a una biblioteca con mi Proyecto Lector, siempre intento dejar unos minutos al final para que las niñas y los niños me hagan las preguntas que quieran sobre los libros o sobre mi experiencia como escritora.
En el caso de Los Abrazos me suelen preguntar qué significan las siglas OPCF (que no lo voy a desvelar aquí, obviamente); y en el caso de La Llave por el nombre de uno de los perretes que colaboran en la Misión (y que tampoco voy a contaros en este post).
Pero aunque esas dos cuestiones les generan bastante curiosidad (que es la pretensión para que les entren muchas ganas de leer las aventuras de la Pandilla), hay una que parece que es lo que más necesitan saber en toooodos los coles y bibliotecas que visito y que es, atención: ¡¡cuántos años tengo!!
La primera vez que me lo preguntaron me pilló de imprevisto y le contesté al alumno sin pensarlo: "Los mismos que tu madre". "Pues mi madre tiene 37", me contestó. "Pues justo los que yo tengo, le respondí", y nos quedamos los dos tan contentos. Él porque a los niños y a las niñas les gusta que tenga la misma edad que su madre (no sé por qué pero les da alegría eso); y yo porque de un plumazo me había quitado unos cuantos años de encima (tampoco demasiados, no vayáis a pensar mal).
La siguiente vez que me lo preguntaron decidí no tentar a la suerte y les dije la verdad; pero entonces se miraron con sonrisitas maliciosas y ese día tomé la determinación de que cada vez que me preguntasen por mi edad, que repito, es sieeempre, les diría una verdad relativa: que tengo 34 porque esa es mi edad metabólica según mi nutricionista.
Hasta ahora me ha funcionado muy bien. Los niños se quedan contentos con la respuesta y l@s maestr@s o familias que les acompañan, según donde sea la actividad, me miran con una sonrisa cómplice. El problema es que hace casi 4 años que no voy a la consulta y creo que en breve tendré que empezar a decirles que tengo 35.